Quinta entrada del colaborador Josep María Osma Bosch, que hoy sale a las tantas de la noche (en vez de por la mañana como es habitual) por cuestiones relativas al trabajo de este editor que suscribe el blog. Hoy habla de los Templarios, que en León tienen una gran tradición sobre todo en Ponferrada con un castillo templario de leyenda (de los más bonitos que he visto en España y de un tamaño descomunal encima. También habla de Fernando IV de Castilla y León, el que ordenó construir Las Cercas, la muralla medieval de León que no tiene cubos, doble muralla y un almenado precioso (aunque la terminó su hijo Alfonso IX). Hay que agradecerle el piropo que le dedica a Manu Militari y disfrutar mucho con este artículo, corto pero intenso (porque en realidad es uno de muchos). ¡Qué gran fichaje!
La trágica muerte de los
Hermanos Carvajales
Sin ninguna clase de dudas, los temas relacionados con la Orden del Temple suscitan hoy en día un gran interés, apareciendo de forma periódica sobre la misma novelas históricas, trabajos de investigación , seminarios y por supuesto grupos de personas que, sin tener base legal para ello, se proclaman herederos legítimos de aquellos hombres, mitad frailes y mitad soldados, que a lo largo de sus casi dos siglos de existencia llegaron a convertirse en la poderosa y temida de todas las órdenes fundadas en esos tiempos, todavía oscuros, de la Edad Media.
Muchos son los artículos sobre historias y leyendas templarias que a lo largo de mi vida he escrito en diversas publicaciones tanto digitales como gráficas, y he visto conveniente recogerlas de nuevo en esta estupenda página dedicada a temática militar. Hoy daré inicio a esta serie de artículos con una historia, en parte leyenda, que hace muchos años, cuando supe de ella, me conmocionó por lo trágico del entorno en que sucedió. Veamos...
A principios de 1312 la Orden del Temple de Salomón en suelo hispano fue declarada inocente de los cargos imputados a sus hermanos galos, pero aunque absueltos les obligaron a integrarse en otras órdenes. A principios de ese año, el rey Fernando IV de Castilla y León, hallándose por tierras palentinas tuvo la noticia del asesinato de su privado Juan de Benavides, muerte atribuida a Juan Alfonso y Pedro Alfonso de Carvajal, dos hermanos de sangre antiguos templarios que servían en la Orden de Calatrava.
Éstos, advertidos de la imputación, buscaron escondite por los montes de la provincia de Jaén. Meses después -concretamente el 9 de agosto- fueron apretados, y aunque eran inocentes pedían un juicio justo, pero el propio rey Fernando los sentenció a morir despeñados dentro de una jaula de hierro por una peña de Martos, cerca del lugar donde fueron capturados. Antes de ser arrojados al vacío, los dos condenados empezaron al monarca para que un plazo de treinta días tuviera que rendir cuentas a Dios sobre ese acto horrendo contra dos inocentes.
El día 7 del siguiente mes, Fernando IV, estando en su palacio de Jaén -que hoy alberga la diputación provincial-, tras realizar la colación del medio día como era costumbre en él se tomó una siesta, de la cual no despertó nunca. Tenía de edad veinticuatro años en ese momento de su óbito y a partir de ese día pasó a ser conocido históricamente como el Emplazado. En el lugar donde cayó la jaula, hoy en día convertido en una plaza pública de Martos, se hay erigida una cruz conocida por el vulgo como la Cruz del Lloro, y la cima donde fueron despeñados como de Malvecino.
El 18 de marzo de Marzo 1314, Jacques de Molay, último Gran Maestre de la Orden del Temple, ardiendo en la hoguera levantada en la pequeña Isla de los Judíos en el río Sena (París), delante de la Catedral de Notre-Dame, también emplazaba delante de Dios a sus verdugos antes de transcurrir un año: el Papa Clemente V fallecía el 20 de abril de un gran dolor que le abrasaba su vientre; el rey de Francia Felipe IV, dejaba este mundo el 9 de noviembre a causa de un accidente de caza cuando montaba su caballo en el bosque de Fontainebleau que le ocasionó una apoplejía cerebral.
No quiero concluir este artículo sin dejar de recomendar a los lectores de este blog, con el beneplácito de su fundador y administrador, el libro Templarios en Mallorca (Ediciones Dédalo, Barcelona; año 2013), escrito por José María Ibáñez Gandía y Juan Manuel Ruiz Fernández, dos buenos amigos míos y colegas en la investigación histórica a los que deseo de todo corazón -y esperando nuevas colaboraciones en comandita-, suerte.
Josep María Osma Bosch
6 comentarios:
Quisiera poder reproducir parcialmente esta entrada en mi blog, naturalmente mencionaré el origen. Leo este blog aunque no comente nunca, un saludo.
Estimado Temujín:
Se lo comentaré al autor. No creo que haya problema alguno.
Sólo que sí; está bien mencionar el origen (Manu Militari) y el autor (Josep María Osma).
Te informo en breve.
¡Y gracias por leernos! ;D
Strategos, lo de mencionar origen y autor eso es como la valentía, se supone...
Temujín. El autor está de acuerdo en que puedas usar sus citas para tu trabajo, pero por favor envíanos el enlace de lo que se publique. ;D
Un abrazo.
Publicare lo de los Templarios españoles y con un enlace directo a esta pagina.
Esto es lo que he perpetrado. Un saludo y gracias.
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